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El difícil camino del niño futbolista.

  • Foto del escritor: El juego de la pelota
    El juego de la pelota
  • 28 sept 2020
  • 2 Min. de lectura

Una tarde me sorprendió ver a mi hijo un tanto desanimado, cansado, quizá un poco triste. La razón: percatarse de lo que está dejando de hacer por perseguir su sueño de ser futbolista profesional.


Y es que las estadísticas no ayudan en absoluto. Él sabe que quizá un par de compañeros de su actual equipo lleguen a ser profesionales. Eso en un panorama positivo, en el negativo, quizá nadie llegue.


¿Cómo enfrentar ese dilema como padre?


A mí la vida solo me dio un camino para salir adelante, tener una licenciatura y una maestría han sido para mí los logros que me fortalecen a la hora de buscar el camino del éxito; sin embargo, él tiene dos caminos posibles: el deporte profesional y el trayecto académico y profesional.


Entonces traté el tema tal cual, haciéndole ver esa doble oportunidad que la vida le ha dado y que, sin lugar a dudas, debe buscar complementar ambos caminos en lo máximo posible y que sí... ambos caminos representarán diversos sacrificios y problemas que tendrá que ir resolviendo uno a uno.


¿Qué vive un niño que juega futbol a nivel competitivo?


A los 13 años, edad mínima en la que los jugadores comienzan su trayecto al profesionalismo, el camino es complicado.


Comer de manera saludable, dormir temprano, entrenamientos a diario, partidos los fines de semana, cumplir con sus deberes académicos y familiares, son solo algunas cosas que deben cumplir al pie de la letra.


La verdad es que implica más. A esa edad, el pequeño futbolista se priva de ir a jugar a la cancha del barrio por el riesgo que implica una lesión; no puede acudir a fiestas el fin de semana porque quizá haya partido; incluso, pareciera que las vacaciones son inexistentes, dado que los torneos están en el punto más álgido.


No se le puede mentir a los hijos. El camino que pretenden seguir es complicado, difícil, muy difícil.


¿Qué nos queda hacer como padres?


Quizá lo mejor sea, por lo menos para mí lo es, decirles claramente lo que van a enfrentar. Decirles qué hay en esos dos caminos, que tomen la decisión de cuál seguir y que si pretenden seguir con los dos caminos, que lo hagan bien informados, con claridad y con todo nuestro apoyo.


No pretendo que él sea futbolista o un profesionista, me gustaría y lo apoyaré para que cumpla con las dos facetas... pero sobretodo, lo apoyaré para que sea una buena persona, con valores y con respeto a sus semejantes. Hasta el momento creo firmemente que los dos caminos de los que he hablado en este post, lo ayudarán invariablemente a esa meta.




 
 
 

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