Cuentos de futbol.- La derrota
- El juego de la pelota
- 20 jun 2020
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Por: El juego de la pelota
Sigo pensando en aquélla tarde lluviosa de junio. Mientras me encontraba tirado en aquélla cancha de futbol cuyo lodo nos cubría prácticamente ambos pies. Las lágrimas se confundían con esa lluvia torrencial, solo apretaba los dientes pensando en lo que dejé de hacer aquél día.
La derrota duele, el consuelo no sirve. Perder una final no es algo de todos los días. Partidos podrás perder muchos, pero finales se viven pocas veces y más si eres un futbolista cuyo sueño de ser profesional se quedó en eso. Solo en sueño.
Tuve que pasar a un lado de los nuevos campeones para tomar mis cosas y retirarme de ahí. La alegría se desbordaba, niñas y niños abrazando a sus padres jugadores, novias abrazando a sus novios, en fin… la gloria misma estaba a un lado de mí y yo… simplemente era un espectador más.
No recuerdo cuánto tardé en volver a casa después de salir del campo. Solo recuerdo aquélla invasión de pensamientos en mi cabeza que me acompañaron todo el trayecto.
Pensaba en esa derrota, pensaba en mis 45 años, pensaba en esos tobillos múltiplemente lesionados, pensaba en mí, en mi fracaso como deportista y en mi fracaso en la vida.
A mí nadie me esperaba en casa. Esa pequeña habitación que hacía las veces de casa era la que esperaba mi regreso. Me metí a bañar y me acosté a seguir pensando en todo lo que he fallado.
La derrota me pesó mucho. Quizá no era el campeonato perdido, quizá tampoco el festejo exagerado de aquéllos que nos ganaron. No, quizá no era eso.
Ahora que lo pienso, creo que lo que me dolió es que resultaba otra derrota más en mi vida; y en algo que siempre me apasionó hacer: jugar al futbol.
El futbol representaba mi pasión, mi aventura, mi escape. Representaba olvidarme de todo, quizá hasta olvidarme de mí.
He perdido varias veces. He perdido la oportunidad de hacer familia, de tener novia, de tener hijos, de tener un buen empleo, de hacer negocios y ahora, he perdido en el futbol. Y nada me importaba más en ese momento que perder en el futbol.
Mi mente siguió girando alrededor de mi vida esa noche en casa. Pensaba en todas las veces que no pasé la pelota al compañero, en aquélla falta que provocó a la postre un gol, en aquél tiro que pasó a un lado del larguero, en aquél empujón que nunca le di al delantero del equipo contrario para evitar el gol.
A la vez, pensaba en todas aquéllas veces que no compartí mi tiempo con buenos amigos, en las veces que insulté al prójimo, en la ocasión que perdí una buena oportunidad de empleo, en aquél negocio en el que no supe invertir, en aquélla ocasión que no me defendí de una agresión.
No sé si pude dormir ese día. La cabeza solo me daba vueltas.
Sigo pensando en ese día, en esa tarde y en esa noche… en esas veinticuatro horas que resumieron mi vida entera y que terminaron por hacer imposible mi despertar.
Sigo pensando en lo que hubiera sido mi día de haber levantado ese campeonato.
Quizá requería de una victoria en mi vida. Quizá solo una.

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